El esquema de la sociedad actual queda dividido en la clase
alta o aristócrata, que forman el grupo de los murciélagos, y la clase media u
obrera, las mariposas. Murciélagos y mariposas se diferencian a simple vista,
aunque más de una vez se aprecian más actitudes de insecto en los ya mencionados murciélagos que en las
tiernas y coloridas mariposas.
Los murciélagos visten de un negro elegante y sus colmillos
brillan de un blanco pulcro. Actúan en la sombra en contraposición a las
mariposas, quienes trabajan desde que sale hasta que se pone el Sol. Estos
mamíferos de colmillos prominentes esperan a que las exhaustas mariposas caigan
en los brazos de Morfeo y entonces atacan a su presa, justo en el cuello. Cabe
destacar su especial don a la hora de actuar, pues han ideado un idioma de
ultrasonidos incapaz de percibir por nadie que no pertenezca a su estatus
social o en este caso más bien animal.
Las mariposas sin embargo visten de colores variopintos,
cada una con su personalidad. Pero no reluce tanto el colorido de sus alas al
conocer la realidad, pues su corta vida queda exclusivamente dedicada al
trabajo. Este trabajo consiste en el transporte del polen por las empresas
florales de los parques y jardines. Sus empresas se diferencian en amapolas,
margaritas y crisantemos, entre otras muchas. Al volver del trabajo apenas les
queda tiempo para cuidar de sus adorables y diminutos gusanos. Incluso las
crías trabajan forjando uno de los más valorados tejidos en todo lugar, la
seda. Todo esto queda vigilado desde las oscuras cuevas por la visión radar de
los temidos murciélagos. En las altas esferas se comenta que los murciélagos
han podido contratar vigilantes diurnos. Van uniformados con un traje a rayas negras
y amarillas y portan un aguijón venenoso como arma de defensa. Se hacen llamar
abejas y su misión consiste especialmente en supervisar el trabajo de las
mariposas en las flores de un modo exhaustivo y severo.
Mientras tanto, cuando cae la noche la Luna deja ver a los alados mamíferos. Juntos se
reúnen en bandadas para comentar lo ocurrido mientras ellos dormían. De vez en
cuando no se sienten conformes con el trabajo de las mariposas e intentan
ajustar nuevas medidas para poder sacar más beneficio de ellas. Entre estas
“medidas” se encuentra el cambio de horario en invierno, que sirve para alargar
sus propias horas de sueño mientras las esclavizadas mariposas mueren a causa
del frío, quedando sus gusanos indefensos ante depredadores tan feroces como el
gorrión.
En su breve adolescencia, los jóvenes gusanos forman una
cubierta de seda en la cual se encierran y protegen para pasar a formar parte
del mercado laboral, pues cuando salen de su encierro lo hacen convertidos en
coloridas y aladas mariposas. Y entonces vuelta a empezar, a trabajar en los
jardines, a desovar los futuros gusanos, a la vigilancia de las abejas, en
resumen, a la servidumbre de los murciélagos.
En conclusión, el mundo queda formado para el disfrute de la
nobleza crepuscular de los murciélagos mientras lo explotan y trabajan millones
de pequeñas mariposas. Pertenecen a especies distintas, con idiomas distintos y
leyes distintas, quedando como única semejanza la capacidad de alzar las alas
aunque unos para trabajar y otros para abanicar.